Marina Salazar (Barcelona) es artista, diseñadora y doctoranda, fundadora del estudio No Queda Tinte. Su práctica artística se centra en hackear objetos y resignificar figuras de porcelana descartadas, transformándolas en esculturas pop-activistas cargadas de ironía, crítica social y purpurina.

 

A través de su proyecto "LOVJECTS", Marina rescata objetos olvidados —"pongos", figuritas domésticas e iconografía religiosa— y los convierte en nuevos iconos contemporáneos, fusionando estética kitsch, humor y pensamiento crítico. Su obra celebra la reutilización como acto poético y político, y propone una mirada afectiva y subversiva sobre la cultura material y los imaginarios colectivos.

 

Estas piezas, que pasan de ser frágiles y pasivas a bombas activas llenas de color, erotismo y mensaje, plantean preguntas sobre el valor, la memoria y la identidad cultural. Su lenguaje visual combina la nostalgia de lo doméstico con el empoderamiento pop, creando esculturas que funcionan como manifiestos de una nueva sensibilidad artística.

 

Entre sus obras más reconocidas se encuentra “La Tetamundi”, creada para Rigoberta Bandini, símbolo de feminidad, diversidad y poder.

 

Madre de Pongos y defensora del brilli brilli como actitud vital, Marina se define como minimalísticamente barroca: amante de los contrastes, los retos creativos y la magia de lo cotidiano. Cada pieza es una declaración de amor hacia los objetos y una invitación a transformar el mundo con ironía, ternura y una nueva mirada.